23 Jul Por qué los ricos están dejando el Reino Unido
En los últimos meses, los titulares han reflejado cada vez más una tendencia: personas ricas y ultra ricas están abandonando el Reino Unido. ¿Qué está ocurriendo realmente? ¿Se trata simplemente de evasión fiscal, o hay algo más profundo en juego?
La respuesta corta: el Reino Unido se está convirtiendo en un infierno fiscal, incluso para los más ricos.
Y aunque el término suene dramático, hay datos que lo respaldan. El Índice de Infiernos Fiscales de The 1841 Foundation —que combina variables cuantitativas (tasas, recaudación, estructura tributaria) con factores cualitativos (complejidad, estabilidad, trato al contribuyente)— ha asignado al Reino Unido una puntuación total de 8 (una puntuación que se ha mantenido estable desde el lanzamiento del índice en 2022), comparable a la de países como Brasil o Colombia. No es precisamente el tipo de compañía que un centro financiero global quiere mantener.
¿Qué está cambiando en el Reino Unido?
Durante años, el Reino Unido fue un destino atractivo para individuos de alto patrimonio, especialmente gracias al régimen non-dom, que permitía a los residentes no domiciliados evitar impuestos sobre sus ingresos globales. Esa era está llegando a su fin.
Los principales cambios fiscales recientes y próximos incluyen:
- Fin del régimen non-dom (abril de 2025): tras cuatro años de residencia en el Reino Unido, los individuos deberán pagar impuestos sobre todos sus ingresos globales. Después de diez años, también enfrentarán un impuesto del 40% sobre herencias a nivel mundial.
- Congelamiento del umbral del impuesto a la renta (hasta 2028): en términos reales, esto significa que más personas pasarán a tramos impositivos más altos, generando una recaudación adicional estimada entre £8.000 y £25.000 millones por año.
- Aumentos en el impuesto a las ganancias de capital (CGT): desde octubre de 2024, las tasas subirán del 10% al 18% y del 20% al 24%. El carried interest para gestores de fondos subirá al 32% a partir de abril de 2025.
- Nuevo impuesto sobre propiedades agrícolas: a partir de 2026, las herencias rurales superiores a £1 millón estarán sujetas a un CGT del 20 %, eliminando exenciones anteriores.
- Nuevos gravámenes sobre riqueza y lujo: mayor IVA para colegios privados, aumento del stamp duty sobre segundas viviendas (+2 puntos porcentuales desde octubre de 2024), y nuevos impuestos sobre vehículos eléctricos y viajes aéreos premium.
¿Redistribución o expulsión?
Estas reformas buscan alcanzar dos objetivos:
- Aumentar la recaudación del Estado.
- Alinear la carga fiscal de los ricos con la de la clase media, que históricamente ha tenido menos herramientas para diferir o evitar impuestos.
Pero aquí está el problema: el capital —y las personas— ya se están yendo.
Las personas de alto patrimonio no suelen esperar a que los cambios entren plenamente en vigor. Con asesoría legal y financiera de primer nivel, suelen actuar con anticipación. Y eso es exactamente lo que está ocurriendo: reubicaciones fiscales, solicitudes de residencia extranjera, nuevos fideicomisos y estructuras offshore… todo antes de abril de 2025. Es un éxodo silencioso y estratégico.
La gran lección
Muchos países caen en la trampa de ofrecer incentivos fiscales temporales para atraer capital. Pero, una vez eliminados esos beneficios, el capital no se queda por lealtad. Se va.
Peor aún: mantener beneficios especiales para los ricos mientras la mayoría de la población soporta una carga tributaria pesada es social y políticamente insostenible. Tarde o temprano, llega una corrección —y como estamos viendo en el Reino Unido, puede ser rápida y dolorosa.
¿Qué sigue?
El Reino Unido debería servir como advertencia para otros países que compiten por atraer capital. En un mundo de alta movilidad —tanto de personas como de riqueza—, los incentivos mal diseñados pueden ganar la carrera a corto plazo, pero perder el juego a largo plazo.
Desde The 1841 Foundation, creemos que sería mucho mejor implementar un sistema tributario plano y bajo para todos, con menos impuestos y con mínimas, si es que alguna, lagunas.
A veces, es mejor rediseñar el sistema impositivo desde cero, que seguir parchándolo indefinidamente.
Redactado por Pablo De Corral – Director de The 1841 Foundation